En un estudio que se acaba de publicar sobre el ciberbullying realizado en la provincia canadiense de Columbia Británica los padres entrevistados afirman que el 23% de los hijos han sido víctimas de ciberbullying, y 58% de bullying tradicional.
Los autores del estudio (la empresa Insights West-6S Marketing) aseguran que la mayoría de los menores no reportan los casos, por lo que las cifras deberían ser mayores. Comparado con otros estudios realizados en los EE.UU., supone casi el doble de incidencias.
Los autores del estudio señalan que el problema se ha convertido en prevalente en la sociedad, tras alcanzar el 48% el porcentaje de adultos preocupados por el ciberbullying. Los propios adultos reconocen que les afecta en un 8% de los casos (sube hasta el 12% entre los que son asiduos de las redes sociales), aunque eso supone asumir como ciberbullying el ciberacoso entre adultos, algo que no todas las definiciones del término recogen. Entre los adultos el acoso es más frecuente entre los más jóvenes: así, llega al 15% en la franja entre 18 y 34 años.
En una evolución audiovisual de aquel famoso web HotorNot que hace una década causó sensación, ahora numerosas adolescentes publican vídeos en Youtube mostrándose y pidiendo opiniones a internautas desconocidos: «¿Soy guapa o fea?» Con ello personas de todas las edades influyen en la autoestima de chicas aparentemente inseguras y puede provocar casos de ciberacoso.
Según Parry Aftab, la conocida experta en seguridad online para los menores, esto no es una práctica segura ni mucho menos: «Existe un peligro real en esto. Lo que estamos presenciando es el mundo del reality show en el que vivimos: los adolescentes viven en busca de sus 15 megabytes de fama», afirmó.
Para Aftab los viejos días en los que buscabamos comentarios positivos en personas cercanas a nosotros han pasado y ahora Internet ha cambiado las relaciones y los conceptos que poseemos de nosotros mismos.
«Las chicas y chicos siempre han buscado maneras de hacerse notar. Ahora somos capaces de cuantificar eso. Sinceramente, ellos no tienen otra manera de medir lo bellos que son a menos que sea evaluado».
«Los adolescentes se basan en medidas numéricas para evaluar su popularidad —en el número de personas que vieron sus páginas, cuántos amigos tienen, a cuántas personas les gusta sus páginas— todo se puede cuantificar ahora», añade Aftab.
Aftab también señala que los vídeos nos exponen al acoso cibernético. Erin Harper, psicóloga escolar de Atlanta, coincide en detectar ese riegos: «Al examinar un caso similar con el web Formspring, que permite dejar comentarios de manera anónima, hablé con probablemente unos 4.000 chicos sobre este asunto. Los usuarios dejan comentarios horribles».
El grooming es una realidad en la vida de los adolescentes y jóvenes, para quienes Internet es un elemento cotidiano de uso. En la prevención de estas situaciones trabaja Pantallas Amigas, una iniciativa que ofrece consejos sobre cómo hacer un uso responsable de la Red para evitar situaciones indeseables. En el Día de Internet Segura, su responsable, Jorge Flores , ofrece algunos consejos prácticos.
Muchos menores navegan por Internet y entran en contacto con personas que no conocen en el contexto de anonimato, y a veces, de impunidad que da Internet. Los acosadores se valen del chantaje al menor para continuar el acoso, por eso Jorge Flores aconseja en primer lugar que el caso se cuente cuanto antes a los padres “evitando que la bola de nieve se haga cada vez mayor y más grave”. En la entrevista concedida a 8madrid sur TV, Flores explica que en el grooming el adulto desarrolla una serie de estrategias para ganarse la confianza del menor con el fin de acabar teniendo concesiones de índole sexual. Por ello, entre las recomendaciones de seguridad se aconseja:
colocar el ordenador en un espacio común de la casa,
y recordar al menor que no deben dar datos personales (y menos si son íntimos) a través de Internet.
Jorge Flores:
Aunque no se tiene que dar ninguna circunstancia especial para que se produzan, estos casos son muy fáciles de evitar y muy poco frecuentes. (…) Lo que ocurre es que estamos hablando de menores y cuando sucede, tiene consecuencias realmente graves.
(…)
En Internet hay dos riesgos principales, aparte de la pérdida de privacidad: el grooming y el ciberbullying, que en cuanto a consecuencias ambos pueden ser igual de graves. Sin embargo el ciberbullying es mucho más posible y más difícil de frenar que el grooming.
(…)
Es difícil saber cuántos casos de grooming se producen porque non se censan las denuncias y porque al afectar a la intimidad del menor, son casos que muchas veces se guardan en la intimidad y tampoco pueden trascender las denuncias. Sin embargo hay sentencias judiciales que revelan que esto ha estado ocurriendo.
(…)
Existen factores de riesgo: exponer fotografías más o menos picantes (…), exponer demasiado su vida privada, jugar con matices erótico-sexuales, no configurar bien la privacidad en las redes sociales…
(…)
[En las redes sociales online] No sólo hay que cuidar de uno mismo sino también cuidar de los demás y facilitar a los demás que cuiden de uno.
(…)
Los menores son poco expertos y se encuentran en situaciones de un alto estrés ante las que no está capacitado para reaccionar.
(…)
En todas las situaciones de [ciber]acoso sexual hay un punto de inflexión, y es aquel en el que el acosador o depredador tiene algo con lo que ejercer fuerza y dominar a su víctima. Ese elemento de fuerza suele ser algo con lo que le chantajea, por ejemplo una imagen que ha obtenido de él, o un secreto que ese chaval o chavala le ha contado en una conversación… Se puede dar porque el menor ha cometido el fallo de dárselo en un proceso de grooming (que implica acercamiento y engaño), o porque el acosador roba o capta del ordenador del menor información a partir de la cual iniciar el chantaje. Por tanto no siempre hay una estrategia previa de ganarse la confianza, aunque es la más común.
(…)
Lo normal es que los menores accedan a estas solicitudes en ese momento de presión. Por ejemplo, si le hemos proporcionado una imagen con la webcam, nos pueden pedir pedir otra, y si no la publicarán en Internet y les dirán a todos nuestros contactos que estamos ahí. En esos momento la víctima reacciona impulsivamente, cree que va a solucionar algo y accede a un nuevo envío. Así cada vez el problema es más grave y más difícil de confesar. Al final a la víctima no le queda más remedio, al verse entre la espada y la pared: lo último que pide [el acosador] es una cita.
(…)
Es fácil de prevenir:
La primera norma sería ser consciente de esto y nunca proporcionar al depredador algo con lo que te pueda chantajear: cuidado con qué mostramos y a quién mostramos; cuidado con las sesiones a través de la cámara web (que normalmente es un factor que está siempre implicado en los casos de grooming)…
Para los padres: medir muy bien si la cámara web es necesaria y para qué, controlar la seguridad del equipo informático (si tengo el ordenador lleno de bichos que me roban las claves estoy facilitando que entren en mi Tuenti o mi Facebook, se hagan pasar por mí… o incluso activar de forma remota mi webcam) y sobre todo trasmitir a sus hijos la confianza de que si algo ocurre, ellos están de su lado (…): «no importa cómo haya pasado, no importa de quién fuera la culpa… lo único que me va a importar es ayudarte»
Aunque no es tan fácil en el caso de acoso entre iguales (ciberbullying), en el caso del grooming estamos hablando de delincuentes, de pederastas, que se van a poner en fuga en cuanto se den cuenta de que hay una alerta familiar.
Jorge Flores Fernández es autor de un Decálogo para combatir el grooming, disponible en el web de PantallasAmigas. Recomendamos su lectura para profundizar en los conceptos trasladados en esta entrevista televisiva.
Este tipo de chantaje es facilitado por la posesión de imágenes y vídeos con contenido sexual de la víctima. Los teléfonos móviles e Internet posibilitan que prácticas imprudentes deriven en graves problemas.
La sextorsión es un problema en aumento consecuencia última de prácticas de riesgo y conductas delictivas en torno a las nuevas tecnologías.
Bastan dos elementos: unas imágenes con contenido erótico o pornográfico y una persona dispuesta a obtener algún tipo de beneficio de ellas mediante el chantaje. Por desgracia, estos dos ingredientes son demasiado abundantes y las posibilidades de que se mezclen son mayores de lo que podemos pensar en un principio. La publicación indiscriminada o el envío selectivo de esas imágenes a determinadas personas de nuestro entorno (parejas, padres, compañeros de trabajo o estudio, jefes… ¡enemigos!) pueden arruinar nuestra vida y, por lo tanto, es comprensible que accedamos a cualquier cosa para evitarlo. Aunque en realidad no sabemos si pueden estar ya circulando en la Red y, por supuesto, nunca sabremos si hay más copias, cuántas y dónde pueden estar. Es un verdadero atolladero. Internet actúa aquí en nuestra contra y a favor del chantajista: le facilita el anonimato e incrementa el impacto potencial de su amenaza.
Un novio despechado que coacciona a su exnovia para que vuelva con él amenazándola con publicar imágenes íntimas obtenidas durante su relación; un pederasta que consigue engañar a una menor para que le proporcione una imagen erótica y luego le exige más fotografías o quedar con ella en persona para no revelar el secreto; un flirteo subido de tono usando la webcam que es grabado por una de las partes para luego exigir más vídeos; unas secuencias comprometidas que había en un teléfono móvil que se perdió o fue sustraído y por el que ahora piden un alto precio… son algunos ejemplos de sextorsión.
Un fenómeno en aumento
Aunque sextorsión es un término reciente que nace en inglés como sextortion, se trata de un viejo delito actualizado a medida que la Red se ha ido popularizando y, por desgracia, se da con frecuencia creciente y se concreta de maneras cada vez más diversas. Es por ello que se ha acuñado esta nueva palabra para resumir e identificar el común denominador de los casos. En España, decenas de ellos han salido a la luz pública en los últimos 4 años aunque hasta ahora no se ha comenzado a generalizar ese término genérico para identificarlos.
“son muchas las razones del aumento de la incidencia, entre ellas:
un caldo de cultivo adecuado, donde Internet tiene cada vez más usuarios, es más audiovisual y la privacidad se vuelva complicada de gestionar,
la disponibilidad permanente de una cámara en el teléfono móvil que es usado además como dispositivo de almacenamiento y difusión.
la trivialización que entre adolescentes y jóvenes se hace de la grabación e incluso exposición de imágenes eróticas.”
Sextorsión y adolescentes
Este tipo de chantaje afecta a muchas personas anónimas pero también a personajes famosos como actrices y cantantes. “No obstante”, dice Jorge Flores, “nos preocupa especialmente lo que ocurre con los menores. Muchas veces realizan prácticas de riesgo de manera consciente. Otras, es el puro desconocimiento el que les pone en peligro porque, aunque pensemos que son expertos tecnólogos, la realidad es que entre ellos hay mucha ignorancia de cosas fundamentales como, por ejemplo, que lo que emite su webcam puede ser grabado al otro lado”.
Consejos
Prevención: para no ser víctima, nunca produzcas imágenes comprometidas porque suelen acabar en manos insospechadas. Evita el sexting y ten mucho cuidado con la webcam. Las siguientes direcciones te pueden ayudar a conocer más sobre estos temas: Sexting.es , CuidadoConLaWebcam.com
Intervención: si ya estás sufriendo el chantaje, lo más adecuado es pedir ayuda, guardar las pruebas y pistas que ayuden a probarlo y, sobre todo, en ningún caso ceder a la extorsión.